La aparición de lunares rojos pueden ser lesiones benignas, pero ¿por qué aparecen? ¿Cuándo debemos acudir al médico? Aquí te contamos más sobre estos.
Los lunares rojos (puntos rubí o lunares de sangre) aparecen en la piel usualmente en zonas como los brazos, el cuello o el tórax; y, aunque no necesariamente tienen un significado negativo, sí es importante revisarlos.
¿Por qué aparecen lunares rojos?
La aparición de lunares rojos se debe a la dilatación de los capilares sanguíneos, los cuales tienen cierto relieve. Estos puntos rubí son redondos, de color rojo y suelen medir alrededor de unos 2 milímetros de diámetro aproximadamente.
Otros factores relacionados a su aparición están directamente relacionados con el envejecimiento de la piel y la herencia genética. Sin embargo, la sobreexposición solar o la exposición al sol sin utilizar protección, pueden suponer un factor de riesgo.
Hablamos del llamado fotoenvejecimiento, el cual puede generar la aparición de lunares malignos.
¿Cómo prevenir la aparición de lunares rojos en la piel?
Al estar relacionados con el envejecimiento de la piel, los lunares rojos suelen empezar a aparecer a partir de los 40 años. Sin embargo, hay personas con un alto componente hereditario en las que pueden salir antes, entre los 20 y los 30 años.
Por ello, es importante prevenirlos al evitar la sobreexposición al sol, el cual envejece rápidamente nuestra piel. Es recomendable cuidar tu piel del sol como medida preventiva del envejecimiento de la piel y de todos los problemas derivados de ella.
¿Cuándo acudir al médico por lunares rojos?
Aunque los pueden ser lesiones benignas, siempre es recomendable visitar un dermatólogo. Se debe acudir especialmente cuando se presenta picazón, sangrado o empiezan a crecer.
Los lunares rojos sí se pueden eliminar, pues si se quitan no vuelven a aparecer. El mejor tratamiento para eliminarlos serían los láseres vasculares, los cuales permiten quitar muchos en una misma sesión, garantizando que no quedan marcas ni cicatrices asociadas al tratamiento. El paciente puede incorporarse a su rutina el mismo día en que se realiza la terapia.
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