En medio del boom de la Inteligencia Artificial, María Inés Miró Quesada, Directora de Proyectos de Prevensis, reflexiona sobre el cuidado de nuestra autonomía digital.
La presencia diaria y permanente del Internet en nuestras vidas, suele impedir que reflexionemos sobre el impacto y el rol que tiene en nosotros. El Dia del Internet, como todas las efemérides, nos ofrece la excusa perfecta para detenernos un momento y reflexionar sobre lo que nos emociona y al mismo tiempo nos preocupa respecto de la tecnología.
Los recientes avances tecnológicos parecen desafiar cualquier pronóstico, basta darle una mirada a la última innovación que nos mantiene ocupados e interesados: la Inteligencia Artificial (IA).
Una de las cosas que más me impresiona de la IA es su capacidad de analizar una cantidad enorme de información, sistematizarla rápidamente y ofrecer, a la velocidad de un clic, predicciones, soluciones y alternativas a las que los humanos podríamos nunca llegar. El entusiasmo por la contribución que podría significar la IA para campos tan importantes como la salud, el transporte, la educación, la lucha contra el cambio climático, entre otros, es solo comparable con el temor que genera su posible impacto en temas como la pérdida del empleo, de la privacidad, seguridad, prácticas discriminatorias generalizadas, salvaguarda de nuestros derechos en el mundo digital, capacidad de conectar con otro ser humano, etc.
A nivel individual, hoy podemos escribir un libro, ilustrarlo, diseñar su portada, escribir el discurso para su presentación, y hasta componer una canción basada en la historia del libro… todo usando solo la IA. Pero ¿a qué lugar relegamos la experiencia humana?
Ante todos los avances de la tecnología, es siempre importante no perder de vista el concepto de autonomía digital: mi capacidad de mantener la conciencia y el control sobre mis asuntos en el espacio digital, interactuando con la tecnología en mis propios términos, tomando mis propias decisiones.
Una de las advertencias al crear mi cuenta en una plataforma de Inteligencia Artificial fue que no comparta información que yo considere sensible o privada, pero el sistema mejora y nos da sugerencias y recomendaciones más precisas y relevantes mientras más información le demos. Entonces, por un lado, sé que no debo dar mi información a extraños, pero por otro…
La plataforma también me advierte que a veces me va a dar datos erróneos, data sesgada o incluso información que pueda ser dañina para mí, pero ¿sabré distinguirla dentro del universo de información que consumiré y crearé gracias a la IA?
Desarrollar mi autonomía digital implica aspectos como conocer mis derechos en la era digital y las leyes que me los garantizan; valorar y fomentar la libertad de expresión, participando en los espacios de mi interés, respetando la opinión de los demás y asegurándome de que soy parte de un diálogo abierto; ser muy consciente de los riesgos a los que me expongo en el mundo digital y aprendiendo y aplicando las diferentes maneras de protegerme. Por ejemplo, conocer la data que autorizo que se recolecte, se comparta o se almacene durante mi navegación, manejar mis preferencias de privacidad en cada plataforma que utilizo, analizar de manera crítica la información que se me presenta.
Las tecnologías de la información avanzan a una velocidad de máxima aceleración, pero lo que debe mantenerse como constante es nuestra capacidad de tomar decisiones protegiendo nuestros derechos e intereses. Solo así podremos aprovechar al máximo los beneficios de la tecnología y ser partícipes activos y responsables de un mundo digital más seguro.